miércoles, 4 de abril de 2012
















(Foto de creación propia)


Yes, that's true. But many of them, they are.

martes, 3 de abril de 2012

Through the window

Tumbada en la cama, la mirada perdida, mirando sin ver la puerta de la habitación. Esa maldita puerta blanca. Tiempo hace ya de esas marcas de uñas, de la pintura desconchada, de los gritos desesperados y las súplicas para poder salir. La rabia y la impotencia acabaron por ser sustituidos por una fría indiferencia, fruto de la  resignación. Terminó perdiendo por completo la noción del tiempo. Los días y las noches pasaban sin descanso entre aquellos visillos blancos, ya algo amarillentos por el tiempo. Su única comunicación con el exterior, aquella ventana con barrotes exteriores, puestos con la única pretensión de espantar cualquier intento de huida al que se le ocurriera simplemente dar un breve paseo por su mente. Muchos hubieran dudado ante el carácter de prisión del aposento: Baño propio, el gran ventanal, el exquisito gusto de cada uno de los muebles que llenaban la estancia... Mas cuán insultante todo aquel lujo podía llegar a resultar.


Se veía sometida a una soledad permanente, rota por la breve apertura de la puerta tres veces al día que precedía la entrada de un suculento plato de comida, que últimamente no se dignaba ni a probar. Pronto vendrían a ver qué ocurría, pero llegados a aquel punto ya le daba igual. Todo había pasado a resultarle indiferente.



Sí que había una cosa, sin embargo, capaz de romper durante unos minutos aquella horrible monotonía diaria; su bote salvavidas, un lugar donde aferrarse a su cordura y evitar que ésta se fuera navegando a la deriva. Tal salvación procedía de la casa vecina, no tan señorial como aquella en la que se encontraban, eso era cierto, pero no acababa de desentonar en medio de aquel elegante barrio. Sus blancas paredes y su intrincada fachada se veían contagiadas de toda esa majestuosidad que reinaba en el ambiente. De entre sus paredes, colándose por alguna ventana salía hacia el exterior aquel sonido, siempre a la misma hora, a media tarde. El sol en su punto más alto, vigilante, se aseguraba de que ninguna sombra apareciera por ninguna esquina, no pudiendo  así enturbiar su luz.


Unos días se trataba de un lastimero lamento, otros días era el himno de la más viva alegría; ese día sin embargo sugería la más honda de las melancolías. Cerró los ojos y sintió erizarse el vello de su nuca conforme las notas iban tomando forma, dando lugar a aquella melodía. Descorrió un poco las cortinas y se asomó a la ventana, como siempre, tratando de ver al dueño de esas manos que conseguían arrancar tan bellas notas a las teclas del piano. Mas, como siempre, tuvo que conformarse con la visión de los elegantes cortinajes de los pisos superiores, ni rastro del misterioso individuo.


Más o menos una hora después el triste concierto llegaba a su fin. Aun así ella se quedó apoyada en el alféizar, incluso abrió un poco la ventana, le apetecía sentir la suave brisa acariciando sus mejillas. No fue hasta que  levantó la vista, dirigiéndola hacia la casa, cuando se dio cuenta de que estaba siendo observada: las cortinas abiertas, una oscura figura, unos ojos penetrantes; una mirada, la sensación de haber sido descubierta, un corazón latiendo apresurado; una retirada instantánea, el portazo al cerrar rápidamente la ventana.


La había visto. Estaba segura de que él era el que tocaba el piano... Pero no podía alegrarse por su descubrimiento, había sido vista. Y era consciente de lo que podía pasar si eso ocurría.








Perdón por la tardanza, espero que os haya gustado.  La verdad es que le veo futuro a esta historia, aún no se cómo, pero probablemente la continúe... 

Feliz día a todos:)